¡Dalí es clásico, es surrealista y es
Pop Art!
Descubierta en 1820 en la isla griega de Milo, la Afrodita o Venus de Milo es un icono admirado hasta hoy por distintas generaciones de artistas.
En 1936 Dalí “inventa” su Venus de Milo con cajones, una escultura de yeso que se conserva en el Art Institute de Chicago. El artista hace suya esta escultura helenística y la convierte en una amalgama perfecta de tradición y surrealismo. Y lo hace de una manera transgresora, daliniana si se quiere, hundiendo seis cajones en el cuerpo de la diosa de la belleza, el amor y la sensualidad. Se trata de unos cajones de un enorme potencial evocador y freudiano, en los que el artista invoca el subconsciente y, quizás también, los miedos y las contradicciones del ser humano moderno.
Más tarde, en 1964, decide realizar una edición limitada de bronces y reserva uno, identificado como “Exemplaire Gala Dalí”, para su Teatro-Museo de Figueres. Este es el único ejemplar que no presenta los pompones que hoy se pueden ver tanto en la obra de yeso del 1936, como en los bronces del 1964. Con este gesto, tal vez, se propone distinguir esta escultura de las demás Venus de Milo con cajones que se conservan en otras colecciones.
Durante los años 60, Dalí también legitima su Venus de Milo con cajones como uno de los precedentes del Pop Art.
Cajones y llaves, elementos de transgresión
Tanto los cajones como las llaves forman parte de la iconografía surrealista daliniana más genuina. Los cajones aparecen en su pintura a partir del 1934, trepanando los cuerpos de algunas figuras en obras como Arpa invisible o Singularidades. Y se multiplican a lo largo de 1936, coincidiendo con la creación de la Venus de Milo con cajones. Por otra parte, las llaves ya empiezan a detectarse en sus primeras pinturas surrealistas, como se aprecia en los detalles de La memoria de la mujer-niña de 1929.
Según Dalí, “la única diferencia entre la Grecia inmortal y la época contemporánea es Sigmund Freud, que ha descubierto que el cuerpo humano, que en la época de los griegos era puramente neoplatónico, hoy en día está lleno de cajones secretos que solo el psicoanálisis es capaz de revelar”. Bajo esta premisa, ¿se podrían concebir estas llaves como una metáfora del psicoanálisis que permitiría revelar las imágenes de la irracionalidad concreta daliniana?
Dalí y la Venus en Nueva York, 1939
Nueva York es el marco de la presentación al gran público de la Venus de Milo con cajones. En la exposición que Dalí celebra en la Julien Levy Gallery, esta escultura forma parte de una instalación presidida por el Trylon i el Perisphere, los símbolos de la Exposición Universal de Nueva York de 1939. Las llaves cobran aquí un protagonismo especial: colgadas del cuello de la diosa y rotuladas en la decoración general de la instalación.
Según la prensa de la época, parece ser que el Trylon contiene el nombre de Freud rotulado. La evocación al padre del psicoanálisis, a quien Dalí acaba de conocer personalmente el año anterior en Londres, nos llevaría a hablar de la vinculación entre el escrutinio del subconsciente y la creación de la Venus de Milo con cajones.
Una Afrodita con cabeza de pez para el “Sueño de Venus”, 1939
El Sueño de Venus es el pabellón que Dalí diseña para la Exposición Universal de Nueva York de 1939, un edificio en el que se advierte, al mismo tiempo, una prefiguración del Teatro-Museo Dalí. El artista concibe una Afrodita de grandes dimensiones con cabeza de pez –inspirada en la diosa griega de Boticelli– para presidir la fachada principal. No obstante, el comité organizador de la exposición censura esta creación, absolutamente transgresora. Ante estos hechos, Dalí reivindica los derechos de creación del artista en su Declaración de la independencia de la imaginación y de los derechos del hombre a su propia locura:
“Si hubieran existido comités similares en la antigua Grecia, la fantasía habría sido prohibida y, aún peor, los griegos nunca hubieran sido creados y por tanto nunca nos hubiera llegado su sensacional y truculenta mitología surrealista, en la cual, si bien es cierto que no existe ninguna mujer con cabeza de pez, aparece indiscutiblemente un Minotauro que tiene la terriblemente realista cabeza de toro”
¡La Venus es clásica, es surrealista y es Pop Art!
En noviembre de 1964, Dalí anuncia ante las cámaras de Televisión Española la instalación de seis Venus de Milo con sus respectivos cajones en uno de los balcones de su futuro museo. Imagina este proyecto como una muestra de “lo más truculento de lo que hoy se llama Pop Art”. Y aunque esto no se acaba llevando a cabo, esta manifestación supone una firme declaración de intenciones.
Además, en Autoportrait mou de Salvador Dalí, un filme grabado por Jean-Cristophe Averty en 1966, el artista comenta que su Venus de Milo con cajones ofrece “una lección para los artistas Pop”. Y la identifica incluso como un antecedente de “un arte llamado Pop en términos modernos” en el prólogo de La Visión artística y religiosa de Gaudí, una monografía publicada en 1969.
Innovación: conservación y sostenibilidad con un préstamo digital
Una de las novedades de esta exposición es la creación holográfica de la escultura Venus de Milo con cajones de 1936, que hoy se conserva en el Art Institute de Chicago. Creado para esta ocasión, este holograma utiliza la innovadora tecnología emergente T-OLED. El vídeo se ha producido con 72 fotografías de alta resolución en las cuales se ha interpolado digitalmente la animación 360º.
Con este préstamo digital, la Fundació Gala-Salvador Dalí no solo apuesta por la implementación de recursos tecnológicos dentro del ámbito expositivo, sino también por la sostenibilidad de los préstamos internacionales y por la preservación y conservación de las obras de arte originales.
TRANSGRESIONES
Publicación digital:
Transgrediendo la Venus
Textos de Montse Aguer, Laura Bartolomé y Jennifer Cohen
Descarga la publicación