La exposición
Mirall, ‘espejo’ en catalán, del latín mīracŭlum ‘prodigio, hecho admirable’ (derivado de mīrus ‘maravilloso‘, ‘sorprendente‘).
Las imágenes habitadas por Gala y Salvador Dalí no dejan nunca de fascinar a quien las mira. En esta muestra, el recorrido por las vidas del artista y la musa permite establecer sugestivas correspondencias entre las distintas fotografías que los inmortalizan. Nos adentramos, de este modo, en una suerte de juego especular que invita a trascender el mundo de las apariencias a la vez que interpela a la memoria colectiva.
Exposición comisariada por Rosa Maria Maurell y Bea Crespo bajo la dirección científica de Montse Aguer, directora de los Museos Dalí.
Recuerdos reales de infancia
En su autobiografía La vida secreta de Salvador Dalí, el artista afirma que en el curso de toda su vida se ha repetido la misma imagen de una figura femenina. Esta imagen se corresponderá finalmente con la de su esposa, musa y colaboradora: Gala Diakonova. Dalí sueña con ella incluso antes de conocerla, siendo un niño. En este apartado, los retratos de infancia y juventud de ambos revelan asombrosas analogías, producto de las convenciones del género fotográfico y de la época.
Baile onírico
A finales de la década de 1920, la trayectoria artística y vital de Salvador Dalí se proyecta irrevocablemente hacia el surrealismo. El movimiento, muy influenciado por las teorías de Sigmund Freud, aboga por la expresión directa del subconsciente como la más potente y auténtica forma de creación. De ahí su interés por el automatismo, entendido como una especie de dictado mágico procedente del inconsciente. La fotografía, como medio de reproducción mecánica, ocupa un lugar singular dentro del movimiento y su uso es omnipresente en las diferentes actividades del grupo.
El mito de Narciso
Con la entrada en escena de Gala en la vida de Salvador Dalí, se rompe el espejo de las apariencias al cual Dalí-Narciso, enamorado de sí mismo, había sido condenado. En adelante, Dalí se mira en Gala, se reconoce en ella y viceversa. Ambos mantienen una relación especular, narcisista. Ansían descubrir en el otro la imagen sorprendente de sí mismos. En esta búsqueda de identidad tiene lugar también la construcción de la propia imagen, y en este proceso el medio fotográfico va a desempeñar un papel fundamental.
Autorretratos automáticos
En la cabina del photomaton, al abrigo de la cortina, Gala y Salvador Dalí se representan, juegan con la identidad, la esquivan… Y, entre destello y destello, dejan al descubierto atisbos de verdad. También las sobreimpresiones de la pareja, creadas primero por azar y más tarde por capricho, ponen de manifiesto una realidad a gritos: Gala y Salvador Dalí conforman un tercer personaje que los incluye y los trasciende a ambos.
Metamorfosis
Siempre hemos percibido a Gala y a Salvador Dalí como la musa enigmática y el artista genial, papeles que ambos interpretan a la perfección a lo largo de toda su vida en común. Pero ¿qué sucede cuando la fotografía nos confronta con una imagen de Gala comprometida con el proceso creativo de Dalí? ¿O cuando nos devuelve la imagen de Dalí ejerciendo como modelo para sus propias obras? Parece que la relación personal y creativa que los une es más compleja y rica en matices de lo que la historiografía nos ha contado.
Vídeo
El Castillo de Púbol representa un lugar muy significativo en la creación daliniana: una prolongación de Portlligat dotada de personalidad propia. Es el regalo de Dalí a Gala, su dama, a la que rinde vasallaje, y un recinto al que no puede acceder sin su permiso escrito. Desde hace más de 20 años el Castillo es también el lugar que acoge nuestras exposiciones temporales. En esta ocasión, la muestra Gala/Dalí: Imagen y espejo nos permite profundizar en las vidas de Gala y Salvador Dalí, antes y después del encuentro decisivo que tiene lugar en Cadaqués el verano de 1929.
Catálogo de la exposición «Gala/Dalí: imagen y espejo»
Textos de Montse Aguer, directora de los Museos Dalí, Rosa Maria Maurell y Bea Crespo, comisarias de la exposición, y Elisabet Riera, editora.
El catálogo es diseño de Alex Gifreu y cuenta con el patrocinio de “la Caixa”.
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